¿Cómo sería posible si el hábitat de estas especies es completamente opuesto? Resulta que el calentamiento global que sufrimos desde hace años ha provocado un deshielo de los polos. De esta manera ha puesto en contacto a especies que normalmente no deberían compartir el mismo entorno.

En abril de 2006, un cazador abatía de un disparo a lo que él pensaba que era un oso polar en la isla de Banks, al norte del Círculo Polar Ártico canadiense. Sin embargo, su aspecto no era el que esperaban ni el cazador ni su guía inuit.
La piel alrededor de sus ojos era más oscura y sus garras eran mucho más grandes de lo normal. Pero la prueba definitiva la aportó un análisis de ADN que determinó que se trataba de la descendencia de un macho de grizzly y una hembra de oso polar.
Hace pocos meses otro híbrido era abatido al oeste del Ártico canadiense, pero esta vez se trataba de un ejemplar de segunda generación. Los híbridos entre grizzly y oso polar pueden tener descendencia fértil. Un estudio publicado en la revista Nature por especialistas en fauna del Ártico desvela que la hibridación no es un fenómeno exclusivo de los osos.