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martes, 10 de marzo de 2015

Fotógrafos y animales. Wolf Ademeit.




Wolf Ademeit lleva tanto tiempo siendo un referente para cualquier fotógrafo de animales que parece tarde para dedicarle un artículo, pero creo que era injusto que nuestra sección se quedase incompleta sin mencionar su trabajo, que podríamos asociar al de Brad Wilson, por su calidad de detalle y sus fondos preferentemente negros que hacen surgir a las criaturas de la oscuridad. Sin embargo, Wilson fotografía a sus animales en estudio, como Andrew Zuckerman, con quien realmente podríamos asociar su estilo, basado en la calidad de las texturas obtenidas con el medio formato digital de alta resolución de una Hasselblad. Diríase que Wilson y Zuckerman se diferencian ta sólo por la preferencia de fondos blancos de Zuckerman, ya que su metodología de trabajo es muy similar, generando catálogos fotográficos de alta resolución que nos acercan a la presencia casi táctil de los animales, pero yo diría que Zuckerman consigue un resultado más asociado al dibujo, la pintura y la ilustración sólo por el hecho de recordarnos que el soporte de sus imágenes es el papel blanco identificado con el papel blanco del fondo de su estudio fotográfico, mientras que Wilson, sólo por el hecho de hacer surgir a los animales de un fondo negro, consigue una puesta en escena teatral, dramática, conectada de algún modo con los dioramas museísticos, que ofrecen la rica calidad de texturas en los pelajes con la rigidez de la taxidermia asociada la escultura. No obstante, Wilson trabaja preferentemente en color, y Zuckerman, como Ademeit, prefiere el blanco y negro, con lo que, pese a sus wilsonianos fondos negros, se emparentaría más claramente con la estética de Zuckerman, o al menos con ambas.
La verdad es que yo creo que, pese a las apariencias, el mundo iconográfico de Ademeit es bien diferente pues, aunque muestra un decidido interés por retratar psicológicamente a sus modelos, en una clara búsqueda de empatizar al espectador con sus fotografías, no recurre a sofisticadas sesiones de estudio, sino que se limita a buscar a los animales en el lugar más accesible para un humano urbanita: el zoológico. En este sentido lo podríamos emparentar con Manuela Kulpa, o con Britta Jaschinsky, pero no busca recrear la ilusión de un espacio salvaje, como Kulpa, ni denunciar la desubicación de la naturaleza como hace Jaschinsky (cosa que consigue tanto en sus series realizadas en zoológicos como en museos con animales disecados e incluso en la libertad condicional de las reservas naturales).
De algún modo, lo que Wolf Ademeit consigue es una personal combinación de los méritos de todos los fotógrafos mencionados, centrándose exclusivamente en la expresividad física de los animales, interactuando entre sí o con el fotógrafo, como un retratado más. Sus fondos negros consiguen que sea la luz quien descubra los volúmenes escultóricos de los animales, como en las fotos de estudio de Brad Wilson, pero su sentido de la composición consigue la complicidad con el diseño gráfico y escénico de Andrew Zuckerman. Como Manuela Kulpa, conecta con la vivencia interna del animal al margen del cautiverio, pero como Britta Jaschinski, nos transmite un lacónico nihilismo, una sensación de despedida del mundo natural a cargo de sus protagonistas animales. Él mismo, en su página web, nos dice que es posible obtener resultados artísticos interesantes de los animales en cautividad similares a las que podríamos obtener fotografiándolos en su medio salvaje, y que, de hecho, es ésto lo que le empuja a buscar resultados expresivos en el contexto controlado del zoo. Es como si la naturaleza salvaje residiese en los animales, incluso fuera de su contexto, y lo único que necesita es sustituir el contexto del zoo por el contexto fotográfico, que es como decir el contexto imaginario en sentido estricto, y lo cierto es que lo que logra con sus imágenes de animales es realmente notable, y su prolífica producción en este campo es muy siginificativa. Casi se diría que de la oscuridad, metáfora de lo inorgánico, surge la luz de lo vivo, algo observable en sus trabajos de estudio del desnudo humano, con la excepción, que confirma su regla, de sus intencionados estudios en "blanco y negro" en los que el fondo blanco se torna frío ante la calidez escultórica de una modelo negra. Tanto es así, que sus trabajos en color aparentan blanco y negro (observad la versión en color de su foto black & white -en b/n bajo estas líneas, pero en color en la selección que sigue a estas líneas- o algunos de sus retratos de gorilas, en los que el color es una sutileza sólo para recordarnos que a veces la realidad también es en blanco y negro).




Este claro posicionamiento estético hace que me tome a Wolf Ademeit muy en serio en cuanto a su trabajo desde un punto formal, que encuentra en la fotografía, sobre todo en blanco y negro, un medio artístico que le ofrece simultáneamente lo mejor del dibujo y lo mejor de la escultura para recordarnos que existen otros seres vivos, tan diferentes a nosotros como sustancialmente parecidos, que también experimentan el mundo y la vida, aunque nos lo tengan que recordar desde el interior de una instalación zoológica, o surgiendo desde el espacio sugerido por sus fotografías, en las que el negro es un espacio mental y los grises y los blancos dan forma a la materia viva, llena de expectativas y de expresividad.
No sé si consigue siempre aislar de la luz incidente los elementos del espacio artificial que acoje a sus protagonistas o los subexpone digitalmente para recrear ese espacio escénico de sombras, pero sin duda es una opción estética muy intencionada que saca lo mejor de la expresividad de los animales recordándonos tanto su presencia física como su preocupante ausencia.

Mafa Alborés.































https://500px.com/WolfAdemeit

http://wolfademeit.de/

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